lunes, 2 de diciembre de 2013

REFRIGERANTE

    Ya sea que lo llame refrigerante para motor o anticongelante, el líquido en el radiador cumple varias funciones mientras circula por el bloque del motor y mantiene los mecanismos a una temperatura especifica para un perfecto funcionamiento.


    ¿Qué es el refrigerante?


    Es una mezcla de una forma de glicol y agua en partes iguales. El glicol es el compuesto anticongelante de la mezcla, que garantiza que el líquido no se solidifique en las crudas condiciones invernales. Por otro lado, el glicol también evita que el refrigerante alcance el punto de ebullición en condiciones de calor extremo. Ayuda a mantener estable la temperatura del motor en todas las condiciones climáticas extremas y en cualquier condición de manejo al transferir calor del motor al radiador.

    Curiosamente, el agua en estado puro es mejor conductora del calor que el refrigerante (es por eso que simplemente se utiliza agua en los radiadores de ciertos tipos de autos de carreras). No obstante, el refrigerante/anticongelante tiene otros aditivos que evitan la oxidación y la corrosión internas del radiador, del motor y del sistema de climatización del vehículo.


    El glicol que se utiliza con mayor frecuencia como anticongelante es el etilenglicol, una sustancia tóxica que es letal en caso de ingestión y requiere un manejo muy específico. Se deben lavar los derrames de refrigerante a base de etilenglicol para evitar que los gatos o los perros ingieran el producto. Nunca deje refrigerante usado para que se evapore, porque no lo hace. Almacene siempre el refrigerante usado en botellas con tapas a prueba de niños, ya que estos podrían beberlo. Nunca coloque el refrigerante en botellas de jugo o refresco que pudieran llegar hasta la cocina por error. El anticongelante a base de etilenglicol suele contener una sustancia amarga para evitar que las personas lo ingieran, aunque esto no evitará que las mascotas lo beban.

    Cualquier anticongelante, ya sea a base de etilenglicol o propilenglicol, puede producir contaminación por metales pesados durante su utilización. Por este motivo, debe tener especial cuidado al momento de desechar el anticongelante usado. Lo más conveniente es realizar la purga del sistema de refrigeración de su vehículo en un establecimiento de reparaciones, ya que están obligados por ley a desechar el material de manera segura.

     Al igual que los demás líquidos del motor, es necesario controlar el refrigerante en forma periódica. Usted deberá verificar dos aspectos: la cantidad y el estado del refrigerante. Desde la década de 1970, la mayoría de los vehículos cuentan con un tanque de recuperación o un depósito de derrame, lo que permite controlar el nivel de líquido de manera más sencilla y segura. El diseño del radiador y del tanque/depósito permite que el refrigerante caliente se dilate en el tanque a medida que aumenta la temperatura del motor. Cuando el motor se enfría, se genera un ligero vacío en el radiador, que provoca que el líquido salga del tanque/depósito y vuelva al radiador. Siempre que la tapa del radiador permanezca cerrada, el refrigerante puede dilatarse y contraerse sin que se pierda una sola gota.


    Puede controlar el nivel de refrigerante simplemente observando este tanque de derrame. Hay dos indicadores de nivel en el lateral del tanque: uno indica el nivel seguro cuando el motor está caliente, y el otro cuando el motor está frío. Si el nivel de refrigerante está un poco bajo, es conveniente añadir algunas onzas de agua pura hasta alcanzar la marca adecuada. Si necesita añadir más de un cuarto de galón de líquido en el sistema de refrigeración, utilice una mezcla anticongelante de glicol y agua.

    No obstante, nunca nada resulta tan sencillo. Los tanques de recuperación de algunos vehículos se presurizan cuando el motor está caliente, lo que provoca que las tapas sean tan peligrosas de quitar como las tapas del radiador. Los tanques de recuperación presurizados están claramente identificados con calcomanías de advertencia y las tapas son casquillos a presión, en lugar de un simple tapón o una tapa roscada.

    Cómo añadir refrigerante

    Si el tanque de recuperación está totalmente vacío, deberá añadir una mezcla de refrigerante y agua en el radiador. Asegúrese de que el vehículo haya tenido al menos 30 minutos, preferentemente más, para enfriarse, a fin de que la manguera del radiador no esté demasiado caliente al tacto. Si la manguera superior del radiador está dura, el sistema está presurizado. En ese caso, no lo abra. El sistema debe estar presurizado si está caliente y la tapa del radiador funciona. Cuando pueda comprimir fácilmente la manguera superior, extraiga la tapa del radiador, asegurándose de que la junta de goma de la tapa esté en buen estado, y añada la mezcla en la parte superior del cuello del radiador. Vuelva a colocar la tapa del radiador firmemente y añada el refrigerante hasta el nivel de líquido en frío en el tanque de recuperación.

    Además de verificar que haya una cantidad adecuada de líquido, debe controlar en qué estado se encuentra. El refrigerante en buen estado tiene un aspecto limpio. Los refrigerantes de larga duración son de color amarillo, rojo, violeta o naranja. Los fabricantes de vehículos emplean líquidos de varios colores diferentes. Sin importar cuál sea el color, la clave es que no tenga un aspecto pardusco o sucio y que no haya partículas de óxido flotando en él.

       Si el refrigerante está en mal estado, ha llegado el momento de purgar el sistema. El intervalo de servicio más frecuente para purgar el sistema es cada dos o tres años, o entre las 38,000 y las 58,000 Km. Si su vehículo excede el período de tiempo establecido para cambiar el líquido, es posible que el motor sufra algún daño. Por eso, tenga en cuenta que al cuidar el refrigerante está cuidando su motor.

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